Sopa de espárragos blancos
Sopa de espárragos blancos
La invención de la lata ha sido una de los grandes inventos para la conservación de alimentos perecederos por mucho que a estas alturas de la era digital en la que nos encontramos nos parezca algo sencillo y casi mundano.
Sin embargo, allá por el siglo XVIII, esta invención fue toda una revolución. Alguien tuvo que tener una mente más avanzada que la del resto para imaginar que colocando alimentos en un tarro de cristal cerrado herméticamente e hirviéndolo en agua durante un tiempo, se conseguiría conservar alimentos en perfecto estado durante un largo período. Fue un francés, Nicolás Appert, a quién se le iluminó la bombilla.
Hay quien vio que exprimir la idea podía suponer toda una transformación en los hábitos alimenticios, especialmente del ejército, objetivo primario de aquel gran invento, quienes tenían que pasar meses y meses fuera de su hogar. Supondría un avance ante los salazones de alimentos y el pan con levadura que llevaban en sus barcos y que terminaba por estropearse. Quien así lo vio fue otro francés, Philip de Girard, quien se llevó el invento del tarro de cristal en un bolso para evolucionarlo a lo que hoy conocemos con una lata de conserva. Bryan Donkin, ingeniero e inventor inglés, compró la patente e inauguró la primera fábrica de latas de conserva del mundo. Posteriormente, otro inglés, Joseph Banks, se posó delante de la Royal Society y se comió delante de ellos el contenido de una lata de hojalata para demostrar que la comida se mantenía en perfecto estado después de más de dos años en su interior. Al poco llegaría la invención del abrelatas, pero esa es ya otra historia en la que no me voy a liar.
¿Y a cuento de qué viene esta retahíla histórica?
Mucho tenemos que agradecerle todos a este gran invento. Mi experiencia con las latas de conserva es tan solo una simple anécdota dentro de todo lo que ellas han aportado a la humanidad desde que fueron inventadas. Pero ellas fueron para mi el primer paso para probar alimentos que de otra manera no entraban entre mis favoritos, como fueron las alcachofas, los guisantes y los espárragos. Ellas me abrieron el paladar para dar el paso adelante y probarlas en fresco, donde, sinceramente, y sin ánimo de derrumbar todas las alabanzas hacia la lata de conserva, no tienen igual.
Muchos de vosotros sabéis de el #RetoSaboresDeTemporada que nos traemos entre manos Paula, Neus y yo, aunque en esta ocasión Neus no ha podido unirse a nuestra cita. Cada dos meses publicamos una receta con un ingrediente de temporada aprovechando su máximo esplendor en sabor y calidad.
La receta que os presento para esta cita es una sopa de espárragos blancos, en la que, valga la redundancia, el protagonista no es otro que el espárrago blanco.
A estas alturas, muchos de vosotros sabréis que el espárrago blanco tiene esta tonalidad por su falta de clorofila al no recibir nada de sol a lo largo de su cultivo. Sin embargo, en el mismo momento en el que la punta asoma en la tierra y los rayos de sol inciden sobre él, comienza a desarrollar el color verde que da lugar a la otra variedad de espárragos que podemos encontrar en esta época del año, desde abril hasta muy probablemente entrado junio.
Las huertas de la Ribera, situadas en el valle medio del Ebro, con 263 municipios de Navarra, Aragón y La Rioja, es la zona geográfica que goza desde 1986 con el calificativo de Indicación Geográfica Protegida y de Denominación Específica como "Espárrago de Navarra", y que, cito textualmente, "ha de tener una coloración blanca, textura suave, con fibrosidad escasa o nula y un perfecto equilibrio en la suavidad de su amargor en el paladar."
El espárrago blanco es un manjar del que desafortunadamente solo se puede disfrutar en esta época primaveral del año. Simplemente cocidos en agua, sal y una pizca de azúcar están soberbios. Pero cuando vi esta sopa de espárragos blancos a Olga Vila en su blog y la probé, me aseguré de que también formara parte de mi colección de recetas. Francamente, está tremendamente deliciosa. Es muy suave y tan sana.
¿Te animas?
Receta de Sopa de espárragos blancos
Ingredientes (Para 4 personas)
- 500 gr de espárragos blancos frescos
- 1 litro de caldo de pollo (o verduras)
- 2 cdas de aceite de oliva virgen extra
- 2 cdas de queso mascarpone
- Sal
- Pimienta blanca recién molida
- 100 gr de queso Parmesano recién rallado
- Unas hojitas de tomillo fresco para decorar
Elaboración
- Con un pelador limpiamos los espárragos empezando por las yemas (sin eliminarlas) y terminando hacia el tallo. De esta manera le quitaremos las fibras que recubren el tallo, y los troceamos.
- En una cazuela ponemos el aceite a calentar a fuego suave, incorporamos los espárragos blancos troceados y los sofreímos durante un par de minutos, removiendo con frecuencia para evitar que se doren.
- Agregamos el caldo, salpimentamos al gusto, llevamos a ebullición y cocinamos entre 15 y 20 minutos, dependiendo del grosor del espárrago.
- Una vez cocidos agregamos el queso mascarpone y trituramos todo el conjunto. Para asegurarnos de que quede una sopa fina, la filtramos por un chino, donde quedarán restos de posibles fibras.
- Sirve la sopa en platos hondos o en un cuenco, vierte un chorrito de aceite, espolvorea el queso Parmesano rallado por encima y unas hojas de tomillo. Puedes disfrutarla tanto en caliente, como en templado o en frío, pero dadas estas temperaturas tan primaverales, como más apetece es en frío, y a mi parecer, es la temperatura que mejor le sienta a esta sopa.
Fuente histórica sobre la invención de la lata de conserva aquí.
Tiene una pinta espectacular y me imagino que un sabor increíble al estar hecha con espárragos blancos frescos, esto me trae recuerdos de mi niñez cuando mi madre los cocía en casa...
ResponderEliminarMe ha encantado tu sopa Yolanda
Un beso
Alanda, esta sopa es una pasada de buena que está. Yo creo que voy a llorar cuando se termine la temporada por completo, porque la voy a echar mucho de menos, y además con estas temperaturas calurosas, fresquito entra que ni te cuento.
EliminarUn saludo